Searpi reporta crecidas en dos ríos y estiman daños en 45.000 hectáreas de cultivos
El caudal del Piraí registró una crecida pequeña, con alerta amarilla, mientras que el río Chané tuvo un aumento extraordinario en su nivel. Datos preliminares indican que los cultivos de trigo, sorgo, girasol y caña de azúcar son los más afectados
“Tenemos crecida extraordinaria en el río Chané, municipio de Fernández Alonso, y crecida pequeña, con alerta amarilla, en el río Piraí, sector Cuatro Ojos, municipio de San Pedro”, informó ayer Pablo Sauto, director del Servicio de Encauzamiento de Aguas y Regularización del Río Piraí (Searpi).
Asimismo, dijo que a primeras horas de ayer la Gobernación de Santa Cruz envió una brigada del Searpi para que coordine con el Centro de Operaciones de Emergencia Departamental (COED), a fin de inspeccionar los daños en Okinawa, comunidad El Carmen, y en Cuatro Cañadas.
El Searpi tenía previsto que las aguas de estos dos municipios bajarían a San Julián, y en coordinación con la Unidad de Gestión de Riesgo de San Julián, ayer trataba de anticiparse a que se repitiera el desastre de Cuatro Cañadas, con algunos trabajos de emergencia para desviar estos cursos hacia un afluente natural.
A través de sus brazos operativos, COED y Searpi, hasta ayer la Gobernación continuaba ayudando a familias damnificadas de Okinawa y Cuatro Cañadas, para que retornen a sus hogares.
Paola Weber, directora del COED, informó que el personal técnico permanecía en Okinawa, socorriendo a las 12 comunidades afectadas, donde alrededor de 300 familias quedaron damnificadas.
Señaló que aún quedan 180 personas de la comunidad ayorea en los albergues instalados, esperando la cooperación para su retorno.
Agregó que las brigadas de rescate ya se desplazaron hasta San Julián, donde se está empezando con la evacuación de las familias, ante la alerta de que la riada llegaría a ese punto.
El jueves pasado, el Ministerio de Salud y Deportes entregó medicamentos valuados en más de Bs 8.000 al municipio de Cuatro Cañadas, y comunidades afectadas por las inundaciones en el departamento cruceño.
Se trata de analgésicos, antipiréticos, antiparasitarios, antihipertensivos, entre otros, para cubrir las necesidades de la población que presenta patologías, como infecciones respiratorias agudas con/sin neumonía, amigdalitis, enfermedades diarreicas agudas con/sin deshidratación y lumbalgias.
Hasta la fecha, el Ministerio de Salud desplazó a 21 médicos para atender a 172 damnificados, tanto en albergues como en comunidades afectadas.
Sector productivo
Según Luis Alberto Alpire, experto en agrometeorología y ex secretario departamental de Desarrollo Productivo, informes preliminares de los municipios, y de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), hablan de 45.000 hectáreas afectadas.
“Hay cultivos afectados de trigo, sorgo, girasol y caña de azúcar, tanto en Okinawa como en Cuatro Cañadas. El daño no deja de ser significativo”, indicó.
Sobre el grado de impacto de los dos cultivos que imperan en esas áreas, por ejemplo, la caña, Alpire dijo que la zafra y la siembra registran un retraso considerable. “En el norte, de 160 mil ha de caña que debían estar sembradas hasta el 30 de mayo, solo se tiene avance del 70%. Tanto la zafra como la siembra de caña están súper retrasadas, debieron concluir el mes pasado y ahora no pueden porque los campos están anegados”, lamentó.
En cuanto a la soya, dijo que son 393.000 ha en el norte, de siembra prevista para esta campaña de invierno, y que solo se avanzó un 10%. “Y tiene que estar completada la siembra hasta el 31 de julio. Estos datos los manejamos conjuntamente con Anapo”, aclaró.
Clima
Alpire celebró que esta semana, y la subsiguiente, se presenten con buen tiempo porque la perspectiva es que no llueva, excepto por la posibilidad de lluvia muy leve el jueves, tanto en el este como en el norte, precipitación que, aparentemente, no incidirá en las labores productivas.
“Esta semana que viene y la subsiguiente perfilan un buen clima para recuperar el tiempo perdido que generaron las excesivas lluvias”, explicó.
El experto en agrometeorología dijo que existe un 80% de posibilidad de que el fenómeno El Niño ingrese en julio hasta septiembre, lo que implicaría altas temperaturas y sequías, y por eso se prevé que este invierno no sea tan frío.
“Los efectos de esta manifestación natural incluyen inundaciones y altas temperaturas, además de sequías, tal como ocurrió en la campaña agrícola del año 2016, cuando irrumpió El Niño, que a propósito fue la última vez que ocasionó innumerables pérdidas en los cultivos de invierno”, finalizó Alpire.
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