Mons. Eugenio Coter: “No sirve pedir perdón a Dios si seguimos haciendo daño y matando a los demás para buscar nuestra ganancia”
Prensa CEB 6.11.2022.- “No sirven pedir perdón a Dios si seguimos este camino haciendo daño y matando a los demás o jugando con la vida de los demás, para buscar nuestra ganancia, nuestra ventaja como río revuelto”, reflexionó hoy en su homilía el obispo del Vicariato Apostólico de Pando, monseñor Eugenio Coter, desde la Catedral de Riberalta.
Las lecturas de hoy se basaron del Antiguo Testamento que relata el martirio de los siete hermanos Macabeos quienes murieron con la fe y convicción en la resurrección y la segunda lectura, de San Pablo anima a los cristianos de Tesalónica a mantenerse firmes en la fe y esperanza, incluso en las pruebas.
En este marco, reflexionó el obispo que, en el libro de los Macabeos, cuando se habla de las torturas que todavía hay en el mundo, y más propiamente en el nuestro, pregunta: ¿Quién da derecho a uno infringir sufrimiento y el mal a los demás?, ¿Quién le da derecho y quién le pone encima del otro, para apelar a un poder, de hacer sufrir voluntariamente a los otros?, ¿quién le da este poder? ¿Un Estado?, “es imposible que le de este poder, porque el Estado está para proteger a un ciudadano, porque son administradores de un país, al cual la sociedad les ha dado esa tarea de administrar en el bien de todos, no de unos cuanto”.
“El Estado no puede dar el poder de torturar, solo lo maleantes y dictadores son los que dan el poder y son los maleantes los que acogen este poder y lo disfrutan. No sirven pedir perdón a Dios si seguimos este camino de hacer daño y matando a los demás o jugando con la vida de los demás para buscar nuestra ganancia, nuestra ventaja como río revuelto. El Señor nos libere de esta gente
Mas allá de la muerte
Desde nuestra vida concreta, imaginar una vida más allá de la muerte vamos a creer esto si alguien nos viene a contar, es imposible que lo logremos y ciertamente la historia de la humanidad muchos la han descrito.
El único que nos da una señal es el que vino de allá, y vinimos del padre, antes de la creación del mundo, el padre y yo somos uno. El que vino de allá nos da indicaciones, ya que en el paraíso las relaciones serán distintas, no habrá esposas ni esposos, no habrá esclavitud, no habrá dolor, no habrás sufrimiento.
La Resurrección
Y en verdad hay una resurrección, y nos presenta a Jesús, con su resurrección de entre los muertos, donde más de 500 personas lo han visto. Entonces sí hay una resurrección, es el de la carne. Porque hay cristianos que piensan que la resurrección es del espíritu y no es así, porque Jesús resucitó con su cuerpo y el testimonio de los apóstoles es claro y comió delante de ellos para probar que es cuerpo, y con esto comprobamos que los espíritus no comen ni pueden agarrar las cosas y menos tragar un alimento.
Es un cuerpo que no estamos acostumbrados a tener y la dimensión de la resurrección es verdadera porque nosotros no somos un espíritu, somos también cuerpo y ciertamente hablamos de la resurrección de los muertos, pero debemos tomar en cuenta las palabras que nos dice Jesús respecto a la eternidad.
La Eternidad
¿Y esto que cambia?, cambia el valor de la vida, cambia el valor de las cosas que vivimos porque, por una parte, ya estamos de camino a la eternidad en las cosas que hacemos y lo que estamos haciendo en nuestras relaciones, son las que marcan la eternidad que tendremos por delante, porque veremos con los ojos de Dios en los demás.
Y nos recuerda que lo que estamos haciendo, en las cosas concretas, tienen una dimensión de eternidad, mi amor a los demás, mi servir a los demás, tienen una dimensión ya para la eternidad, ya que se construye la eternidad con Dios.
Pero no solo es esto, indican lo que reflexionan sobre esta dimensión y sobre los padres de la iglesia, pensamos a la vida a partir de este camino, que es hacia la eternidad, probemos a mirar y dar valor a las cosas a partir de la eternidad.
La Vida
Entonces frente a esto entendemos que hay acciones que determinan la vida de los demás y pensando desde la eternidad saber poner el verdadero sentido y valor y significado de estas vidas. ¡Entonces aprendemos a vivir!
Lo reflexionamos hace pocos días, en la celebración de los difuntos, mirar la muerte es para aprender a vivir y quien no mira la muerte y quien no es capaz de acompañar a los que mueren, es incapaz de vivir.
Vivir intensamente la vida, es aprender también y preparar la experiencia de la muerte. Como un San Francisco que pasa por la vida y llama a la muerte, hermano, y lo ve como ir al encuentro del abrazo de Dios, es la visión de quien vive intensamente la vida.
Aprendamos a pensar a la muerte desde la vida, y la vida desde la muerte como un valor de grandeza que tiene.
Prensa CEB
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