INCENDIOS AFECTAN A NACIENTES DE AGUA Y BOSQUE PRIMARIO DE PILÓN LAJAS Karen Gil, Luis Salazar

INCENDIOS AFECTAN A NACIENTES DE AGUA Y BOSQUE PRIMARIO DE PILÓN LAJAS Karen Gil, Luis Salazar

Karen Gil, Luis Salazar

Las quemas, derivadas de prácticas de chaqueo, se intensificaron a finales de septiembre en la Reserva de la Biosfera y Tierra Comunitaria de Origen Pilón Lajas. Estos incendios representan uno de los episodios más graves de los últimos años en esta área protegida. Durante los días más críticos, se detectaron entre 12 y 15 focos de calor activos. Aún no se cuantificó la extensión de las hectáreas siniestradas, pero se evidenció que las serranías y los barbechos fueron las zonas más afectadas por el fuego.

Edición 109. Miércoles 1 de noviembre de 2023

La Reserva de la Biosfera y Tierra Comunitaria de Origen Pilón Lajas es una de las áreas nacionales protegidas que fue afectada por los incendios forestales, registrados en los últimos tres meses. Esta se encuentra en los municipios de San Borja y Rurrenabaque, de Beni, y Palos Blancos y Apolo, de La Paz. Alberga a tres pueblos indígenas: ChimánMosetén y Tacana, asentados en 25 comunidades. Además, en la zona de amortiguación existen asentamientos de comunidades interculturales.

Los primeros focos de calor se registraron el 11 de septiembre, pero a finales de ese mes se intensificaron. A partir de ello se contabilizaron entre 12 y 15 incendios de gran magnitud continuos hasta la tercera semana de octubre, lo que dificultó la atención de los fuegos. “En otra gestión lo normal era dar atención a un incendio grande, de repente dos o tres, pero discontinuos”, explica a La Brava el director de la reserva Pilón Lajas, Álvaro Segovia.

De acuerdo con datos de la Dirección de la Reserva Pilón Lajas, dependiente del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP), el fuego llegó a las nacientes de agua dulce que abastece a la región. Ello se pudo observar a partir de un sobrevuelo con el Viceministerio de Defensa Civil en la zona. También se identificó que las partes más afectadas por el fuego son: barbechos, plantaciones de monte bajo, bosque primario y serranías. Los guardaparques consultados explicaron que se requerirá alrededor de ocho años para que se regenere el monte quemado y los ojos de agua.

Las autoridades del lugar informaron que, si bien el fuego es causado por los chaqueos que practican las comunidades, estos se fueron agravando por las consecuencias del cambio climático y la fuerte sequía que se vive en la zona desde hace algunos meses, lo que hace que se extienda mucho más rápido. Actualmente en Rurrenabaque se declararon desastres por sequía, además por afectaciones de los incendios forestales.

El cerro Macuti es uno de los lugares más relevantes del Pilón Lajas y de Rurrenabaque, principalmente, por la riqueza de sus fuentes de agua. Pero, también es el lugar que más se vio afectado por el fuego, lo que pone en riesgo el abastecimiento de agua. Este lugar, desde septiembre tenía focos de calor de forma intermitente. Debido a su topografía se complica el acceso para la atención, por lo que el helicóptero con el sistema bambi bucket (bolsa para llevar agua) que llevó Defensa Civil trabajó principalmente en esta área. Hasta el lunes 30 de octubre había al menos un incendio.

A causa de la sequía, las quemas llegaron a las comunidades indígenas que se encuentran cerca de los ríos Quiquibey y Beni, algo que nunca en la historia reciente había ocurrido. Las más afectadas fueron Asunción del Quiquibey, Embocada, San Antonio de Sani y Real Beni. En la foto, se ve a Real Beni que tiene dos focos de calor activos: uno en la cresta de la serranía y otro que está al medio del monte.

Este fuego se inició a la altura de la carretera y sobrepaso la reserva hasta acercarse a las comunidades a orillas del río, al otro lado de la reserva.

Aún no se cuantificaron las hectáreas que fueron afectadas por las quemas dentro de Pilón Lajas. Se espera que pase el fuego para hacer ese trabajo a partir de imágenes satelitales. Asimismo, se evaluarán los daños y la cantidad exacta de comunidades que fueron impactadas. Sin embargo, el director de Gestión de Riesgos del Gobierno Autónomo Municipal de Rurrenabaque (GAM), Denis Rivera, resalta, en entrevista con La Brava, que se identificó 8 mil hectáreas dentro y fuera de Pilón Lajas, en la jurisdicción de Rurrenabaque.

En la foto se ve cómo quedaron las áreas quemadas ubicadas en las comunidades El Cebú y la Pampa Porteña, que son zonas ganaderas aledañas al Pilón Lajas, por lo que muchas veces el fuego de estos lugares llegó hasta la reserva llevado por los vientos.

Debido a la cantidad de focos de calor y su gran magnitud, el agua no es suficiente para sofocarlos. Hay lugares a los que no puede llegar la atención a los incendios, pero además la cantidad de focos de calor simultáneos no permitía un trabajo efectivo, por lo que no se puede atacar el fuego directamente. La cisterna llega solo a la base del monte, por lo que los voluntarios y bomberos tienen que entrar a pie con mochilas de agua de 20 litros, que se acaban en 10 minutos, y herramientas forestales. El mayor Miguel Orihuela, coordinador de la organización «Resistencia» de la sociedad civil e integrante de los seis bomberos voluntarios que llegaron desde Cochabamba, explica que se hicieron líneas de defensa en un circuito de unos 10 kilómetros.

Pilón Lajas cuenta con una extensión de 400.000 hectáreas y entre sus diferentes pisos ecológicos albergan a 152 especies de mamíferos, 876 de aves, 303 de peces, 158 de reptiles y 96 especies de anfibios. Según datos recogidos por Conservación de la Vida Silvestre – Bolivia (WCS, por sus siglas en inglés), es hogar de importantes especies como: el jaguar, jucumari, londra. Y protege especies endémicas y/o amenazadas, entre ellas el marimono, águila harpía, hormiguerito gri y el pico curvo boliviano, siendo estas dos últimas especies endémicas del Pilón Lajas.

Los animales silvestres también fueron afectados por las quemas. En la foto se ve un caparazón de peta quemado. Cuando se activaban los incendios se escuchaban los gritos de los monos huyendo por las copas de los árboles.  Funcionarios de la Alcaldía de Rurrenabaque vieron aves quemadas, incluso una de ellas murió a lado de su nido. El mayor Orihuela relata que encontraron serpientes quemadas, y pudieron rescatar una rata gigante, una carachupa bebé y huevos de lagarto entre otros.

Al menos 30 personas por punto sofocaron el fuego, entre guardaparques, personal de la Dirección de Gestión de Riesgos del Gobierno Municipal de Rurrenabaque, soldados de las Fuerzas Armadas y voluntarios de Cochabamba, Trinidad y de otras partes del país. En los días más complicados en todo el parque, trabajaron alrededor de 120 elementos diariamente; mientras que en los que no se registraron grandes incendios trabajaban alrededor de 30.

En Rurrenabaque, los chaqueos están permitidos hasta el 31 de julio con autorización de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT); sin embargo, los focos de calor no cesaron en distintos lugares de Bolivia. De acuerdo con datos de esa entidad, hasta la semana pasada se registraron 2.267.000 hectáreas de bosques afectados, siendo Beni el departamento con mayor pérdida, le siguen Santa Cruz y La Paz. Tanto el director de la reserva como de la Dirección de Gestión de Riesgos coinciden en que la acción de la ABT es limitada debido a  la falta de personal en Rurrenabaque.

Rurrenabaque solo cuenta con una cisterna para atender a todo el municipio. En la foto se ve que voluntarios apagan el fuego con una bomba artesanal que instalaron al vehículo, que es arrastrado por un tractor en medio de la pampa. Sin embargo, las autoridades destacan que por más que hubiera habido más equipamiento, muchos focos de calor estaban muy lejos por lo eran incontrolables. Los entrevistados destacaron el trabajo conjunto de las Fuerzas Armadas, la Alcaldía de Rurrenabaque, los bomberos voluntarios  y los comunarios de la zona.

Uno de los comunarios sofoca el incendio en un pastizal para ganado, con bidones y materiales que tenían a mano. Los indígenas temían que el fuego no solo llegara a sus cultivos sino también a sus viviendas. Sus casas están hechas de chuchío, una especie de bambú delgado, y techado con hojas de jatata o motacú, materiales altamente inflamables.


Fotos: Luis Salazar.

Texto: Karen Gil.

 

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