Diálogo abierto y sincero en inédito documental del Papa

Diálogo abierto y sincero en inédito documental del Papa

El largometraje “Amén. Francisco responde”, estrenado este miércoles 5 de abril, recoge una conversación de más de una hora entre el Pontífice y diez jóvenes que lo cuestionan sobre las principales inquietudes de su generación frente a las posturas de la Iglesia: identidad sexual, feminismo, aborto, migración, pérdida de fe y el rol de la mujer. El Papa acoge y contesta todo.

Felipe Herrera-Espaliat, Vatican News

Distendido, sonriente y bromista, y en otros momentos, muy serio, conmovido y adolorido. Eso sí, siempre dispuesto a responder sin rodeos cada una de las complejas preguntas que le plantean diez jóvenes de todo el mundo. Así se muestra el Papa en “Amén. Francisco responde”, un documental de 83 minutos dirigido por los españoles Jordi Évole y Màrius Sánchez, estrenado este 5 de abril en la cadena de streaming Disney Plus y en Star Plus para América Latina.

El largometraje fue filmado en junio de 2022 en un edificio del barrio el Pigneto de Roma, cuando el Papa padecía un intenso dolor en su rodilla derecha. Por eso se le ve frágil al caminar, pero no al contestar el cuestionamiento permanente de sus interlocutores, todos hispanoparlantes de entre 20 y 25 años, procedentes de España, Senegal, Argentina, Estados Unidos, Perú, Colombia. Aunque en un inicio parecen cohibidos por el inminente diálogo con el líder de la Iglesia Católica, tras la llegada de Francisco pasan rápidamente de la timidez a la confianza, y a ratos a la vehemencia, abordando, entre otros temas, el rol de la mujer en la Iglesia, el feminismo y el aborto, el testimonio de fe y la pérdida de la misma, la identidad sexual, el drama de la migración y el racismo.

“A mí no me pagan nada”

Para romper el hielo es el mismo Francisco quien, con una analogía futbolística, toma la iniciativa diciendo: “¡Pelota al centro, empieza el partido!”. Inmediatamente Víctor, que se reconoce agnóstico, le pregunta si percibe un salario por su trabajo y el Papa no se demora en contestar: “¡No, a mí no me pagan nada! Yo cuando necesito plata para comprarme zapatos o algo así, voy y la pido. Yo no tengo sueldo, y a mí eso no me preocupa, porque sé también que me dan de comer gratis”. Luego les cuenta que su modo de vida es bastante honesto, “como la de un empleado de medio nivel”, y que para un gasto mayor prefiere no cargar a la Santa Sede, sino que pedir ayuda a otros.

Ahora bien, con una cuota de ironía, les explica a los jóvenes que cuando ve que una organización social necesita apoyo financiero, es él mismo quien las anima a pedirle a él los recursos, porque sabe bien dónde encontrarlos y a quién dirigirse. “¡Tú pide, les digo, que acá adentro roban todos! Así que sé yo dónde se puede robar y te mando el dinero. Qué quiero decir con eso, que cuando veo que hay que ayudar a alguien, ahí sí voy y pido al encargado de las ayudas”, afirma el Pontífice.

Una Iglesia que se oxida

Cuando la plática se desplaza hacia el abandono que han hecho tantos católicos de la comunidad eclesial, Francisco propone uno de sus argumentos más recurrentes: las periferias. “Cuando no hay testimonio la Iglesia se oxida, porque se transforma en un club de gente buena, que cumple sus cosas religiosas, pero le falta el coraje de salir a las periferias. Para mí esto es clave. Cuando miras la realidad desde el centro, sin quererlo, vas armando vallas protectoras, que te van alejando de la realidad y pierdes noción de la realidad. Si quieres ver qué es la realidad, anda a la periferia. ¿Quieres saber lo que es la injusticia social? Anda a la periferia. Y cuando digo periferias no solo hablo de pobreza, sino culturales, periferias existenciales”, puntualiza.

Migración y reforma de la Iglesia

Posteriormente toma la palabra Medha, una muchacha nacida en Estados Unidos, cuyos padres dejaron India buscando un mejor futuro para su familia, testimonio que se combina con el de Khadim, joven musulmán senegalés radicado en España. Ambos dan cuenta del racismo experimentado por venir de lejos. Así, la conversación se centra en el drama global de la migración y el Papa aprovecha de denunciar tanto la explotación de personas en los países de partida, como la falta de moralidad de aquellos que no los acogen. “Esto sucede hoy, sucede en los límites de Europa y, a veces, con la complicidad de alguna autoridad que los manda de vuelta. Hay países en Europa, no los quiero mencionar para no tener un problema diplomático, que tienen pequeñas ciudades o pueblos casi vacíos, pueblos donde no hay más de 20 ancianos y campos sin cultivar. Y estos países, que están sufriendo un invierno demográfico, tampoco reciben al migrante”, sostiene Francisco.

Puede que te hayas perdido