El caimán negro y una población que lo extingue sin saber que comete un delito

El caimán negro y una población que lo extingue sin saber que comete un delito

Representantes del Ministerio de Medio Ambiente y Agua llegaron hasta Magdalena para instaurar una investigación sobre el maltrato al animal; lo hicieron de oficio porque no hubo una denuncia formal.

Un video que se hizo viral en Bolivia mostraba cómo se cazaba a un caimán negro (Melanosuchus niger) en el río Itonomas, municipio de Magdalena, Beni. Las imágenes muestran a un grupo de personas a orillas del río que terminan atando y arrastrando al inmenso animal que, según expertos, podía medir hasta cuatro metros de largo.
Tras la difusión de este video se despertó la indignación en el país por el maltrato del que fue víctima el animal, una especie que se encuentra catalogada como vulnerable en Bolivia, pero que tanto autoridades como habitantes del lugar dicen desconocer que la persecución y casa del animal silvestre está prohibida y es un delito, según el Ministerio de Medio Ambiente y Agua que envió de oficio a sus funcionarios a Beni para averiguar lo ocurrido.
“Existe una suerte de sorpresa por parte de las autoridades locales porque este hecho ha conmocionado al país y va en contra de las normas legales. Tanto el gobierno local como el regional estaban sorprendidos”, asegura el asesor legal en Vida Silvestre del Ministerio del Medio Ambiente y Agua, Rodrigo Herrera.
“(El caimán negro) es una especie que no se recuperó de la cacería que comenzó en 1945 y se agudizó en la década de 1970. Sin embargo, en 1990 se impuso una veda general e indefinida para especies silvestres en Bolivia”, dice la herpetóloga Ninón Ríos, una de las más reconocidas expertas en esta especie.
Entre las décadas de 1940 y 1970, el caimán negro estuvo expuesto a la caza debido a lo valioso de su piel, esta captura excesiva puso a esta especie al borde de la extinción.
El Melanosuchus niger habita en países de la cuenca amazónica como Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Guyana Francesa y Perú, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Tras una veda decretada en 1990, la caza del caimán se redujo. Un decreto supremo emitido ese año declaró la “veda general indefinida para el acoso, la captura, el acopio y acondicionamiento de animales silvestres y colecta de plantas silvestres y sus productos derivados, como cueros, pieles y otros”, señala la norma.
Ahora, la Covid-19 parece estar ejerciendo presión sobre la especie —según comenta Ríos— debido a la creencia de que su grasa puede ser una cura para quienes sufren los efectos de la covid.
Investigan caza del caimán
Fotografías del animal capturado en Magdalena lo muestran muerto y colgado en un montacarga para ser trasladado por las calles de Magdalena. Luego de que esta información circulara en redes, el Ministerio del Medio Ambiente y Agua de Bolivia se desplazó hasta el área para iniciar una investigación.
Aviso de venta del aceite de caimán que muchos consideran pueden curar dolencias de pulmón y la Covid-19.
“La información llegó por las redes sociales, pero no hubo denuncia. Por eso, fuimos hasta la zona y constatamos que era cierto”, indica el asesor legal en Vida Silvestre del Ministerio del Medio Ambiente y Agua, Rodrigo Herrera.
Herrera señala que se hizo una valoración técnica sobre la situación de los saurios con el fin de constatar si es un riesgo para el caimán negro como han argumentado pobladores de la zona.
“Acudimos con biólogos que hicieron un conteo de los saurios y no se hallaron individuos que superen 1,20 metros de longitud. Son pequeños”, dice Herrera.
Esto les llamó la atención, pues explica que el caimán negro que cazaron tenía una longitud que supera los tres metros y el cuero que les entregaron tenía estas dimensiones sin la cabeza.
Pero lo que más sorprendió al representante del ministerio fue que tanto autoridades de Magdalena como la población aseguraban que desconocían las leyes que prohiben la persecución y caza de esta especie silvestre.
La herpetóloga Ninón Ríos explica que estos animales no son agresivos y que en las redes sociales se los trata como trofeos. Además, también han notado que muchas veces los matan cuando se aproximan más de lo usual a los puertos.
“Tenemos reportes de animales que se encuentran en el campo con la cola cortada, animales a los que sólo le sacan la cola para utilizar su carne y su grasa y dejan el cuerpo abandonado”, menciona Ríos. La herpetóloga añade que las carreteras en Beni han facilitado el acceso de cazadores ilegales que van tras estos animales.
Ríos también señala que no existen estudios con información actual sobre la situación del caimán negro y los lagartos en Beni, no obstante, asegura que se tiene un proyecto para realizar un estudio en esa zona. “Los últimos datos muestran que la especie no se ha recuperado totalmente, aunque en algunos lugares ha lagunas con una población grande de caimán negro”, dice.

Cura contra la covid

“El uso de aceite de caimán para las enfermedades del pulmón es una tradición de mucho tiempo atrás”, asegura Paul Bruckner Barba, exasambleísta departamental de la provincia Iténez en el departamento de Beni. “El aceite de caimán se vende en el mercado campesino en el Beni, en Trinidad y en Riberalta”, añade.
El aceite de caimán envasado se vende en mercados.
Bruckner explica que se trata de un tema cultural que lleva a la población a considerar que el aceite de caimán sirve para el tratamiento de las enfermedades, como ocurre también con las rayas, que son usadas para fines medicinales.
El exasambleísta asegura que en Magdalena, durante la pandemia, la población no sintió la presencia del Estado, por lo que recurrió a los tratamientos tradicionales.
El asesor legal en Vida Silvestre del Ministerio del Medio Ambiente y Agua, Rodrigo Herrera, informa que durante su visita a la zona también escuchó sobre esta tradición y hubo quienes aseguraron que la baja incidencia de la pandemia en esa región se debía al uso del aceite de caimán negro.
“Eso contaban los lugareños, que los contagios de la Covid-19 eran mínimos y que la razón principal era porque utilizan el aceite de caimán”, sostiene.
Ninón Ríos confirma que la población usa el aceite de caimán, así como el del lagarto, como medicina tradicional, como un tónico para los pulmones y enfermedades de las vías respiratorias.
“Con la Covid-19 aumentó el consumo (del aceite), además del uso de mezclas de aceites, grasas y macerados de plantas”, explica la herpetóloga. “El tráfico ilegal por la grasa y la carne es muy difícil de controlar y se necesita tecnología para diferenciar entre la carne de caimán y de lagarto”, explica Ríos en referencia al comercio de carne de lagarto que proviene de lugares en los que se aprovecha esta especie de manera sostenible.
Dennis Lizarro, investigador del Centro de Investigación de Recursos Acuáticos (CIRA) de la Universidad Autónoma del Beni, señala que no hay estudios científicos que hayan comprobado la efectividad de la grasa del caimán en la cura de la Covid-19 u otras enfermedades.
“Es una tradición transmitida a través de las generaciones. Como en las comunidades no pueden acceder a la medicina, acuden a la biodiversidad”, sostiene.
 Pagina Siete

Puede que te hayas perdido